El deseo constituye el órgano y nuestras almas son tales
que salidos del océano, tendemos hacia el ave.
A fuerza de desearlo, nos nacerán alas
el aire es nuestro futuro, el....
mar nuestra cuna.Una raza nueva más orgullosa aparecerá
prestigiosa flor de la evolución
de una sangre sutil más cálida, de marcha aviar
obra de un Dios oculto que llevamos en el corazón.
Entonces se cumplirán los destinos de la raza:
armada con nervios de acero y músculos de hierro
el hombre-pájaro en su vuelo anulará el espacio
recibiendo la energía de los secretos del éter.
Porque un nuevo motor que suprime la hélice
cuyo potente ritmo parecerá un respirar humano
se prepara en la sombra y su seguro artífice
asegura al hombre-pájaro un espléndido futuro.
Y cuando en nuestro globo, planeta moribundo
no reine más que el frío de la muerte
quizá entonces sobrevenga la victoria completa
en un último aletazo, ¡en un vuelo supremo! Dr. Arnulphy
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